Cómo conseguir que tu perro no quiera comerse a las visitas
Empiezas a pensar que tu perro intenta boicotear tu vida social. Las visitas huyen un poco asustadas de tu casa, y tú te quedas con mal sabor de boca. Mientras, tu perra te mira con una sonrisa de oreja a oreja mientras jadea, como si no hubiera roto un plato. Qué tía, después del pollo que te ha montado, ladrando como una poseída a tus invitados. Has tenido que encerrarla en una habitación, o la has sacado al jardín, pero no te sientes nada bien manejando así la situación. Regañarla y castigarla tampoco funciona, y te empiezas a dar cuenta de que haciéndolo sólo consigues asustarla y no que se sienta a gusto y relajada con las visitas.
Bueno, no paniques. No eres el único. La reactividad es uno de los principales problemas de comportamiento que sufren los perros, y uno de los que más frustración genera a sus familias (y a ellos).
Antes de nada, lo primero que te tiene que quedar claro es que tu perro se comporta así porque tiene miedo. Ya, sé que viendo cómo intenta abalanzarse sobre un invitado cuesta pensar que lo que le motiva es el miedo, pero créeme, tu perro sigue la máxima de “la mejor defensa es un buen ataque”. Es muy posible que me digas “pero bueno, si tiene miedo de las personas ¿por qué en la calle no les hace ni caso?” Fácil, en la calle todo el mundo va a la suya. Y tu perra va también a los suyo. Está muy distraída con sus olores y sus cosas de perro. Seguro que si lo piensas alguna vez alguien intentó tocarla y entonces ladró, o se intentó alejar. O simplemente lo ignoró porque estaba a otras cosas. En casa no suele haber otras cosas a las que prestar atención, y además allí los perros suelen sentirse más seguros que en la calle, y por eso reaccionan más. ¿O tú siempre que algo te molesta te quejas? Si lo piensas, dependiendo de cuanto de cómodos/confiados estemos, manifestamos más o menos cómo nos sentimos, sobre todo si esos sentimientos son negativos. Tal vez a alguien que conoces le confieses que esa comida que te ha preparado está excesivamente salada, pero a alguien con quien aún no tienes confianza no le digas nada. Pues los perros igual, por eso en casa y con su familia delante se “portan peor” que en la calle o cuando están con otras personas.
Una vez entendido el motivo, ¿quieres que te cuente qué hacer para que tu perra no quiera comerse a las visitas y pierda de una vez ese miedo que tiene? Voy a intentar hacerlo fácil, sencillo, y para toda la familia ;) Así que aquí te explico los 7 pasos a seguir para que tu perro reactivo aprenda a recibir a las visitas de forma tranquila y sin ladrar.
1. Perro bien estimulado = perro menos reactivo
Procura que tu perro haya tenido un buen paseo antes de la visita, y que tenga un rato de tranquilidad en casa antes de que llegue. Una buena estimulación tanto física como mental (importante: sin pasarnos!) ayuda enormemente a que el perro se sienta satisfecho y tranquilo, con ganas de descansar. Un perro relajado, que no está estresado, será mucho menos reactivo.
Prepara un par de juegos de estimulación mental para que esté entretenido y concentrado, y preste menos atención a los invitados (en definitiva, para que se preocupe más por lo que tiene entre patas que por la visita). También puedes tener un hueso recreativo listo y usarlo en vez del juguete. Cada perro tiene sus preferencias, lo importante es que lo que le des cumpla con el objetivo que te acabo de explicar.
2. Instruye a tus invitados, que jueguen en tu equipo
Explícales el problema que tiene tu perro. La gran mayoría de los perros reactivos se comportan así porque están asustados, ya lo hemos visto antes. Reaccionan así en un intento de alejar aquello que los asusta. Cuando las personas entendemos que ese perro que nos ladra lo hace por miedo, somos más propensos a empatizar y a ayudar.
Si consigues que te quieran echar un cable, háblales un poco del lenguaje canino, en especial de las señales de calma. Enséñales un par, yo te recomiendo que sean la de “apartar la mirada/girar la cabeza”, la de “parecer ocupado” (para esto mirar el móvil funciona de maravilla), y la de “moverse despacio” (pero sin parecer sospechoso, que a veces se nos va de las manos y lejos de parecer tranquilos resultamos bastante inquietantes).
3. Be water my friend
Ya sabrás que uno de los mejores referentes de calma para tu perro puedes ser tú. Qué buena noticia, ¿no? Lo malo es que también tú puedes ser uno de los mayores referentes de miedo/nervios. Por eso es muy importante que hagas un esfuerzo por relajarte. Si necesitas un truquito te diré que concentrarte en otra cosa, ponerte a leer algo, te ayudará a que se te pasen un poco los nervios y por tanto se te notarán menos. Así que no estés todo el rato mirando lo que hace tu perra, distráete y si te mira en busca de información (cosa que es muy posible), simplemente sonríe un momento con cara de “aquí estoy tan tranquila” y sigue a lo tuyo. Demuéstrale a tu perra que no hay de qué preocuparse.
Por mucho que le digas a tu perro cosas bonitas, un exceso de ánimos puede delatarte y que se note que tienes verborrea por nervios. ¿No te das cuenta de que cuando haces esto sueles hablar mucho, rápido, y a un volumen elevado? Para transmitir calma y seguridad mejor habla poco, con frases cortas. Habla bajito, incluso susurra si quieres. Dulcifica tu voz y habla despacio. ¿No te has relajado tan sólo leyendo cómo debes hacerlo? :)
4. La desensibilización consiste en que no pase nada
Parece mentira, pero sólo con que no pase nada y tu perra se dé cuenta irá perdiendo el miedo poco a poco. Sé realista, no te pongas objetivos excesivamente ambiciosos. Cada perro tiene su ritmo para darse cuenta de que una amenaza no es real. Tampoco puedes esperar convertirte inmediatamente en un maestro Zen y reaccionar como un profesional desde el minuto 1. Dominar los nervios propios cuesta mucho trabajo. Lo importante es que cada vez analices qué ha ido bien, qué no ha ido tan bien, y por qué. Así es como se aprende, se mejora, y poco a poco se va controlando mejor la situación, consiguiendo que tu perra reaccione cada vez menos y con menor intensidad.
5. Un truquito más…
No me gusta abusar de los premios porque creo que si distraen demasiado al perro de aquello que le asusta no se dará cuenta nunca de que no hay motivos para tener miedo. No obstante, puedes emplear la técnica del contracondicionamiento para que tu perro asocie aquello que le da miedo con algo positivo. Esto hace que ante la expectativa de algo bueno tu perra no sienta tanto miedo. Es muy importante que no nos volvamos locos y cebemos al perro para que no ladre. El objetivo no es ese. Se trata de que el perro se dé cuenta de que cuando aparece eso que le da miedo, aparece también algo que le gusta mucho. No pasa nada si ladra o reacciona. Lo importante es que haga esta conexión mental. Poco a poco dejará de reaccionar. Esta técnica requiere de muchas repeticiones para que se vea los efectos, no es inmediata. Así que paciencia y constancia chicas.
6. Expectativas realistas
El progreso de tu perro no es lineal, no irá cada día mejor hasta que sea el perro ideal sino que más bien seguirá un patrón parecido a este:
Es decir, la tendencia es a mejorar pero hay días mejores y días peores. Intenta observar a ver si identificas qué es lo que afecta a tu perro para que tenga un día bueno o uno malo (más reactivo). No desesperes, sabiendo esto tienes que asumir que hay días, o incluso temporadas en las que tengas la sensación de ir a peor. Baja la exigencia, da un par de pasos atrás. ¿No has oído eso de “a veces hay que retroceder para poder avanzar”? Pues pasa, comprobado ;)
Esta misma gráfica puedes aplicarla a tu comportamiento. Al principio no podrás seguir del todo las recomendaciones que te he dado, y probablemente tus invitados tampoco. Todos cometeréis errores, perderéis la paciencia, os frustraréis y pensaréis que esto no funciona. La práctica hace al experto. Confía en mí, yo misma empleo este método y te garantizo que funciona. Sólo tienes que tener paciencia y ser constante (parece poco pero sé lo difícil que es, ¡yo también me desespero y me frustro!). Así que no seas muy dura contigo misma ni con tu perra.
7. Que no se apague la llama
Un perro reactivo genera mucha frustración y se nos pueden quitar las ganas de pasar tiempo con “el pesado este que no para de ladrar”. No caigas en la tentación, en esos días en los que te gustaría colgar de un pino a tu perra o simplemente tirar la toalla, recuerda qué cosas disfrutáis haciendo juntas. Puede ser ir a pasear a la montaña, jugar a algo, o simplemente acurrucaros en el sofá viendo una peli. Dale un poco de espacio si os habéis “enfadado” la una con la otra para relajaros y luego haz alguna de estas cosas con ella. Esto os ayudará a ambas a resetear. Pasarlo bien juntas y entonces podréis retomar el trabajo con energía, motivación y paciencia. Mi truquito cuando Simba y/o Oso me sacan de mis casillas es ir a pasear por la montaña, sin correas. Sin llamarlos cada 2 por 3. Simplemente disfrutando cada uno como nos apetece, pero juntos ;) Siempre terminamos con una sesión de mimos en casa porque todos volvemos muy contentos.
Bien, pues hasta aquí hemos llegado. Ya sabes lo que tienes que hacer, así que ahora empieza a ponerlo en práctica y si quieres me cuentas cómo lo llevas ;)